Una recesión ocurre cuando la economía se desacelera durante un período prolongado. Las empresas comienzan a recortar gastos, la gente pierde su trabajo y el gasto general disminuye. No se trata solo de un término financiero que se escucha en las noticias. Afecta prácticamente todo: cuánto ganas, cuánto puedes permitirte e incluso la seguridad laboral que sientes.
Ya hemos visto esto antes. En 2008, el mercado inmobiliario colapsó y arrastró consigo a la economía mundial. Durante la pandemia de COVID-19, industrias enteras se vieron obligadas a cerrar casi de la noche a la mañana. Estos momentos no se debieron solo a pérdidas en el mercado de valores ni a la quiebra de grandes empresas. Transformaron la vida cotidiana de millones de personas. Comprender qué es una recesión ayuda a afrontar situaciones como esa con mayor claridad.
¿Qué se considera una recesión?
Hay un par de maneras en que los economistas identifican una recesión. La forma más sencilla de pensarlo es pensar en dos trimestres consecutivos en los que la economía se contrae en lugar de crecer. Esto generalmente se mide con el PIB, que es la abreviatura de Producto Interno Bruto. Si el PIB sigue cayendo durante seis meses o más, se considera una señal de que la economía está en problemas.
En Estados Unidos, también existe un grupo llamado Oficina Nacional de Investigación Económica. No solo se fijan en el PIB. Consideran una gama más amplia de información, como los niveles de empleo, los salarios, la producción industrial y el gasto del consumidor. Cuando varias de estas áreas sufren un grave impacto a la vez, declaran oficialmente una recesión.
¿Qué cambia cuando comienza una recesión?
Varias señales clave comienzan a aparecer cuando la economía entra en recesión. El PIB deja de crecer o comienza a disminuir. El desempleo aumenta. La gente recorta el gasto. Las fábricas producen menos. Las empresas dejan de invertir en crecimiento.
Estos cambios no siempre ocurren al mismo tiempo, pero cuando se presentan en una cantidad suficiente, pintan un panorama bastante claro de una economía en desaceleración.
¿Por qué ocurren las recesiones?
Las recesiones pueden comenzar por muchas razones y, a menudo, se trata de una combinación de diferentes factores en lugar de una sola causa.
A veces, las personas y las empresas dejan de gastar. Esto puede suceder después de un desastre natural, una crisis política o simplemente una ansiedad económica generalizada. Esto se llama un shock de demanda.
Otras veces, el problema comienza en el lado de la oferta. Cuando las materias primas se vuelven escasas o caras, o cuando las cadenas de suministro se interrumpen, las empresas luchan por mantener el ritmo. Esto se llama un shock de oferta.
La inflación y la deflación también pueden desencadenar recesiones. Cuando los precios suben demasiado rápido, el dinero de las personas no rinde tanto. Cuando los precios bajan demasiado rápido, las empresas dejan de invertir porque esperan menores ganancias. Los bancos centrales generalmente intervienen subiendo o bajando las tasas de interés, pero esas decisiones no siempre tienen el efecto deseado.
También hay momentos en que el propio sistema financiero colapsa. Los bancos quiebran, el crédito se agota o los mercados de valores se desploman. Todo esto puede llevar a la economía a una recesión rápidamente.
Y luego están los shocks externos. Las guerras, las pandemias y los cambios repentinos en los mercados globales pueden causar una reacción en cadena que llega a todos los rincones de la economía.
¿Qué significa una recesión para usted?
A nivel individual, una recesión a menudo significa inseguridad laboral. Las empresas comienzan a recortar personal para ahorrar dinero. Incluso aquellos que mantienen sus empleos podrían ver un crecimiento salarial más lento o menos oportunidades de ascender.
La confianza cae. Las personas se vuelven más cautelosas con sus gastos, lo que provoca una mayor desaceleración de los ingresos empresariales. Puede ser un ciclo que se retroalimenta. Para las empresas, se convierte en una cuestión de supervivencia. Muchas ven caer sus ingresos. Algunas tienen que despedir a sus empleados. Otras cierran por completo. Los gobiernos tienden a responder aumentando el gasto mediante paquetes de estímulo, recortando los tipos de interés e intentando mantener la estabilidad de los sistemas financieros. Pero las recesiones suelen resultar en menores ingresos fiscales, lo que les dificulta mantenerse al día con las crecientes demandas.
Recesión vs. Depresión
Una recesión es grave, pero no es el peor escenario posible. Una depresión es más profunda, más prolongada y más dañina. Mientras que una recesión puede durar varios meses o incluso uno o dos años, una depresión se extiende durante varios años.
Piense en la diferencia entre la Gran Recesión de 2008 y la Gran Depresión de la década de 1930. Una desencadenó una crisis financiera mundial y la recuperación tardó años. El otro cambió la estructura de la economía global para una generación.
Cómo prepararse para una recesión
No puedes detener una recesión, pero puedes prepararte para ella.
Empieza por crear un fondo de emergencia si aún no lo has hecho. Intenta tener ahorrado el equivalente a unos meses de gastos esenciales. Si tienes deudas con intereses altos, intenta reducirlas. Las tarjetas de crédito y los préstamos se vuelven aún más difíciles de administrar si tus ingresos se ven afectados.
Piensa en tus fuentes de ingresos. Si es posible, intenta diversificarlas. Un proyecto paralelo o un trabajo independiente pueden actuar como un colchón si tu trabajo principal se ve afectado.
Si inviertes, evita entrar en pánico. Mantén una visión a largo plazo. Diversifica tus inversiones para no estar atado a un solo sector o activo. Algunas personas recurren a acciones más estables y defensivas durante las recesiones. Otras siguen invirtiendo de forma constante, utilizando estrategias como el promedio del costo en dólares para gestionar el riesgo.
Las recesiones son parte del ciclo económico. Son difíciles, pero no infrecuentes. Ponen a prueba sistemas, empresas y personas, pero también pasan.
Mantenerse informado ayuda. Tener un plan ayuda aún más. Aunque el futuro parezca incierto, pequeñas decisiones tomadas con anticipación pueden marcar una gran diferencia más adelante.
No necesitas predecir cada giro de la economía. Solo necesitas mantener los pies en la tierra, ser flexible y saber dónde estás parado.